El mal aliento o halitosis (halitosis; del latín halitus - aliento y del griego -osis) no es una enfermedad independiente, sino solo un signo de ciertas enfermedades del sistema digestivo en humanos y animales, acompañada de un aumento patológico en el número de anaeróbicos. Microorganismos en la cavidad bucal y respiración fétida. La mayoría de las veces, la halitosis se observa debido a problemas dentales, pero las causas de la halitosis a menudo radican no solo en problemas en la cavidad bucal, sino también en patologías de los órganos internos. El malestar que se produce al lado de alguien que tiene mal aliento (halitosis) es conocido por todos. Un número bastante grande de personas padece este problema. Los estudios clínicos reportan una prevalencia de halitosis del 25 al 60% en la población. La persona misma, por regla general, no siente que el olor de su boca sea desagradable, sino porque... El tema del mal aliento es delicado, por lo que es poco probable que el interlocutor se lo cuente. Hay varias formas disponibles de comprender qué tan fresco está su aliento: - Contactar con una persona con la que tenga una relación cercana y de confianza para una pregunta específica; - Pasa el lado exterior de la cuchara por tu lengua, una pequeña cantidad de placa y saliva que quede en ella será la fuente de tu olor, evalúalo; - Pase hilo dental entre los dientes, el olor del hilo coincide con el olor de su boca; - Lame la muñeca limpia de tu propia mano y deja que la saliva seque un poco el olor, el olor que olerás es un poco más débil que el olor que sienten los demás al comunicarse contigo; Identificar un problema suele llevar algo de tiempo y crea la necesidad de resolverlo en lugar de ignorarlo.
Se acostumbra distinguir entre halitosis real e imaginaria. La halitosis imaginaria puede aparecer incluso por preocupación por la calidad del mal aliento, por estrés emocional, ansiedad, agitación e incluso por enfermedades mentales. La halitosis real con mayor frecuencia (alrededor del 85% de todos los casos) es una consecuencia de restos de comida podridos debido a una higiene bucal insuficiente y problemas dentales. La siguiente causa más común de halitosis es el tabaquismo. La aparición de síntomas de halitosis puede estar asociada a hábitos alimentarios. Incluir en la dieta alimentos como cebolla, ajo, etc. Conduce a la entrada de sustancias aromáticas volátiles al torrente sanguíneo, de éste a los pulmones y de ellos al aire exhalado. En el 90% de los casos, el problema radica precisamente en el estado de los dientes y encías. Además, exteriormente, los dientes pueden parecer absolutamente sanos, sin doler ni molestar. Si no hay ningún problema dental, entonces la causa del olor desagradable está más lejos, dentro del cuerpo. Es necesario ser examinado por un otorrinolaringólogo: las enfermedades (especialmente las crónicas) de la cavidad nasal, la garganta e incluso el oído pueden afectar la frescura y pureza del aliento. También es necesaria la consulta con un gastroenterólogo y terapeuta. Sucede que el propio paciente no sospecha que tiene una enfermedad oculta del tracto digestivo o una enfermedad del sistema endocrino. Si se toma en serio este problema, definitivamente se resolverá tarde o temprano. Solo es necesario buscar persistentemente la causa del olor desagradable. Pero incluso con un aliento fresco, no debemos olvidarnos de la prevención, que incluye:
1. Higiene bucal suficiente. El factor protagonista en la aparición del mal aliento es la mala higiene bucal, por ello debemos recordar que es necesario cepillarse los dientes y la superficie de la lengua 2 veces al día. Es necesario cepillarse los dientes correctamente y dedicarle al menos 2 minutos. Limpia los espacios entre los dientes usando hilo dental. Al cepillarse únicamente con cepillo, alrededor del 40% de las superficies de los dientes quedan descubiertas. Después de comer, se recomienda enjuagarse la boca. 2. Nutrición equilibrada. Asegúrese de desayunar, limite el consumo de huevos, legumbres, pimientos picantes y quesos duros. Para prevenir las caries, limite la frecuencia de consumo de dulces. Consuma suficiente fibra, verduras, hortalizas y jugos de frutas, enriquezca su dieta con aceites vegetales y beba yogur que contenga lactobacilos a diario. Limite el consumo de alcohol y deje de fumar. 3. Hidratación suficiente de la mucosa bucal. Beba suficiente agua: con limón, agua mineral, té verde; 4. Visitar al dentista al menos 2 veces al año; 5. Solicitar atención médica oportuna en caso de enfermedad aguda o exacerbación de una enfermedad crónica. ¡Cuida tu salud! ¡Deja que tu aliento sea siempre fresco!
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